domingo, 13 de junio de 2010

EXPOSICIÓN 1/06/2010.


ENTORNO CARCELARIO

Los dos objetivos que se resaltan en la legislación es la reeducación y la reinserción social.

Dentro del régimen de privación de libertad encontramos la siguiente clasificación:

- Régimen cerrado.
- Régimen ordinario.
- Régimen abierto.
- Libertad condicional.


Para la clasificación, se dividen a los presos por grados, con un programa individualizado de tratamiento (destino, actividades, programas educativos, trabajos o actividades ocupacionales). Para ello se tiene en cuenta: la personalidad del reo, la historia individual, familiar, social y delictiva; la duración de la pena y las medidas penales en su caso; el medio al que retornará; y por último, los recursos, facilidades y dificultades existentes para el buen éxito del tratamiento.

Con respecto al colectivo, el 91,95 % son hombres, frente a un 8,05 % de mujeres; y de edades comprendidas entre 26 y 30 años. Tienen un bajo nivel educativo y el 51 % entró en situación de desempleo. Los delitos más cometidos son contra el patrimonio o el orden socioeconómico, contra la salud pública, y contra la libertad sexual.

La inmensa mayoría tienen problemas de salud, enfermedades como SIDA y hepatitis B, o tienen problemas con las drogas y el alcohol. Lo que provoca que un 25% de la población reclusa padezca depresiones y problemas mentales; y un 40% presenta trastornos graves y de personalidad, lo que en muchos casos a provocado la causa del delito, debido a un brote psicótico.

Los factores con los que nos enfrentamos se pueden resumir:

• Están alejados del sistema social.
• Sufren desarraigo familiar.
• Suelen volver al mismo entorno social del que salieron.
• Poseen una baja cualificación, lo que conlleva que aumente la dificultad a la hora de encontrar trabajo.
• Tienen bajos ingresos económicos, lo que desencadena en una gran dificultad para satisfacer las necesidades básicas.


Con respecto a los servicios sociales penitenciarios, su objetivo es el de facilitar y potenciar la integración del preso en su comunidad, interviniendo en su entorno social, participando, y realizando programas de tratamiento de estas y sus familias. Y sus funciones de enumeran en:

1. Asistencia social a las personas que ingresan en prisión.
2. Atender las demandas sociales.
3. Coordinarse con los servicios sociales de otras Administraciones Públicas y con las instituciones públicas y privadas.
4. Facilitar documentación pública.
5. Elaborar planes individuales de intervención de los liberales condicionales.
6. Seguimiento de los liberales condicionales.
7. Mantener informados de la situación social de los internos, a los responsables penitenciarios.
8. Otras funciones necesarias para la integración social.

Y con penados de tercer grado:

1. Elaboración de planes de acción para aquellos que no cuentan con trabajo o con una acogida familiar normalizada.
2. Acciones formativas.
3. Acciones de orientación de empleo.
4. Acciones de acompañamiento social.

A modo de conclusión, puedo decir que la figura del educador social no está ocupada por cierto profesional, si no por otros profesionales del ámbito social. Para terminar, y a modo de reflexión personal, me remito a las estadísticas que exponen que más del 80% vuelve a reincidir. Creo que la reinserción y reeducación es una acción muy difícil y casi imposible, ya que uno de los factores relevantes para ello es la vuelta al contexto social del que procede, lo que hace que la reincidencia sea casi inmediata.

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